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La iglesia y la pastoral familiar: Hacia una pedagogía centrada en la Palabra de Dios

La pastoral de la pareja, de la familia es fundamentalmente una pastoral comunitaria. Las familias y las parejas aprenden a amar en el contexto de una comunidad que practica el amor mutuo.
El amor no sólo se comunica en palabras, sino por el ejemplo de personas y familias que viven en función del amor por el poder del Espíritu Santo. Es como la fe y la esperanza: se transmite por contagio. Una iglesia que hace del amor la ley suprema de la vida es una iglesia generadora de familias orientadas por el amor.
"Cuando el "amor – entrega" se hace carne en una pareja adulta, no es necesario tratar de probar a los jóvenes la importancia del "amor – entrega" como base del matrimonio, modelos que los jóvenes desearán reproducir. Los mejores sermones sobre el amor, el matrimonio y la familia, como sobre muchos otros temas que atañen a la vida cristiana, no son los que se predican, sino los que se viven.
Por supuesto, ninguna iglesia es perfecta en el amor. No obstante, toda iglesia puede ser una comunidad de pecadores que están aprendiendo a amar y a recibir amor. La tarea de la pastoral es crear condiciones para el crecimiento personal y comunitario en la experiencia del "amor – entre".
Donde hay amor el ejercicio de la autoridad no degenera en autoritarismo, ni el ejercicio de la libertad genera en libertinaje, ni el ejercicio de la disciplina degenera legalismo, ni el ejercicio de la espontaneidad degenera en desorden. Donde hay amor las personas son más importantes que los programas, la calidad de vida es más importante que la cantidad de cosas, la madurez auténtica es más importante que las apariencias.
Donde existen condiciones para que el amor germine y crezca, hay esperanza de que se formen parejas con un fundamento sólido para las cuales el matrimonio sea un pacto de ayudarse mutuamente en el seguimiento de Jesucristo en el mundo, para la gloria de Dios"(Op, cit: 7 – 8).

 

 

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